Sent to you by Gonzonet via Google Reader:
Afines del siglo XIX, el intrépido explorador noruego Fridtjof Nansen marchó deliberadamente a la deriva con su nave Fram, arrastrado por los hielos del Ártico. Tardó 34 meses en recorrer desde el este de Siberia hasta el este de Groenlandia, en un viaje que lo llevó a acercarse a poco más de 800 kilómetros del Polo Norte. Fue una proeza.
Lo conmocionante, al menos para los científicos, ocurrió más de un siglo después. En septiembre de 2006, el International Polar Year (IPY), un consorcio global que estudia el Ártico, intentó recrear el derrotero de Nansen y congeló un navío pequeño bajo hielo marino, pensando que tardaría de 24 a 36 meses en llegar a Groenlandia. Pero lo hizo en sólo 14 meses, una evidencia clara de que el hielo marino halló un camino hacia el oeste más abierto, libre de hielo y, por ende, más rápido debido al derretimiento del Ártico.
La pérdida de hielo marino en el Ártico "ya rebasó" lo que el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) predijo, en gran medida porque las emisiones de dióxido de carbono superaron lo que el panel —el cual esperó tontamente que a las naciones les preocupara el cambio climático lo suficiente para hacer algo al respecto— proyectó. "Los modelos no van a la par" con la realidad de las emisiones de CO2, dice David Carlson, de IPY. Aunque los políticos esperaban que los modelos climáticos resultasen alarmistas, lo opuesto es la verdad, particularmente en el Ártico.
Tal vez el IPCC también haya sido demasiado cauteloso con Groenlandia, asumiendo que el derretimiento de sus glaciares contribuiría poco al aumento del nivel del mar. Algunos estudios descubrieron que los arroyos glaciares de Groenlandia estaban aumentando y que el hielo superficial estaba convirtiéndose en lagos (líquidos), pero otros presentaron argumentos sólidos de que esos aumentos y derretimientos eran aberraciones, no tendencias a largo plazo. Parecía ser un callejón sin salida. No obstante, más información confiable, como la medición por satélite de la masa groenlandesa, muestra que pierde alrededor de 134 km cuadrados al año y que el derretimiento se está acelerando. Así, mientras que el IPCC proyectó que el nivel del mar aumentaría 40 cm este siglo, "ahora una cifra más factible es de un metro por lo menos", dice Carlson. "A la altura del pecho en lugar de a la rodilla, con la mitad o dos tercios de ello debido a Groenlandia". De ahí que "no había idea de cuán malo era".
El norte congelado tenía otra sorpresa guardada. Los científicos saben desde hace mucho que el permafrost, en caso de derretirse, liberaría carbono, exacerbando el calentamiento global, lo cual derretiría más permafrost, lo cual sumaría más al calentamiento global, formando un círculo vicioso. Pero las estimaciones de cuánto carbono está encerrado en el permafrost del Ártico estaban, según parece, deplorablemente erróneas. "Es alrededor de tres veces más de lo que pensábamos, alrededor de 1,6 billones de toneladas métricas, lo cual sorprendió a mucha gente", dice Edward Schuur, de la Universidad de Florida. "Ello significa que el potencial de reacciones positivas aumentó mucho". Esos 1,6 billones de toneladas son aproximadamente el doble de la cantidad que hay ahora en la atmósfera. Y las mediciones de Schuur de cuán rápidamente puede salir el CO2 del permafrost, reportadas en mayo, también fueron una sorpresa: de 1.000 millones a 2.000 millones de toneladas por año. Los autos y camiones ligeros en EE. UU. emiten alrededor de 300 millones de toneladas al año.
En una observación aguda en The Guardian el mes pasado, Jim Watson, de la Universidad de Sussex, escribió que "una nueva variedad de escépticos climáticos se volvió más común": alguien que no duda de la ciencia, sino de la respuesta política. Dada la penosa (in)acción respecto al calentamiento global en la cumbre del G8, y el hecho de que el proyecto de ley sobre energía y clima aprobado por la Cámara de Representantes (Diputados) de EE. UU. está tan lleno de lagunas que apenas tiene una oración para evitar el peligroso cambio climático, el escepticismo respecto a que el mundo actúe en conjunto parece apropiado.
Por ejemplo, el G8, encabezado por Europa, prometió tomar medidas para mantener el calentamiento global por debajo de 2 grados centígrados, al reducir las emisiones de CO2. Ahora estamos a 0,8 grados. Pero la cantidad de CO2 en la atmósfera ya es suficiente para aumentar el mercurio 2 grados. La única razón por la que no lo hizo es que la atmósfera está llena de basura que actúa como un refrigerante global. A medida que se reduzca esa contaminación por razones de salud, volaremos derechito a 2 grados, lo cual es suficiente para exacerbar las sequías y las tormentas, y producir un planeta más caliente. Los 2 grados son un espejismo.
La prueba para ver si los países del mundo se preocupan lo suficiente para actuar se va a dar en diciembre, cuando 192 Estados se reúnan en Copenhague. Carlson promete que el IPY terminará su cálculo del Ártico a tiempo. "Se desarrolló un consenso durante el IPY de que la capa de hielo de Groenlandia va a desaparecer", asegura el especialista. Y será más difícil quedarse con los brazos cruzados frente a tamaña afirmación.
Things you can do from here:
- Subscribe to Ecologia y Medio Ambiente using Google Reader
- Get started using Google Reader to easily keep up with all your favorite sites
No hay comentarios:
Publicar un comentario